Preciosa y esperada ruta que nos sube hasta los famosos Lagos de Covadonga, evitando la carretera el mayor tiempo posible y sin meternos en demasiadas complicaciones.
Comenzamos a pedalear desde Benia de Onís, capital del concejo asturiano de Onís. Tras cruzar el río Güeña, tomamos un desvío a nuestra izquierda en dirección Demués/Bobia.
Durante este primer tramo de ascenso cómodo por asfalto pasamos primero por Bobia de Abajo, dejamos atrás Bobia de Arriba y rápidamente llegamos a Demués. En este punto abandonamos la carretera y entramos en la pista de subida. Superaremos 600 m de desnivel positivo durante los siguientes 7 km, rodando sobre gravilla y hormigón.
Ascendemos bajo un cielo despejado y el sol empieza a castigar. La subida se hace de rogar, más aún con la dura rampa que hay que superar tras llegar al collado Lincos (902m). Después de este duro esfuerzo, llegamos a un tramo más amigable…hasta que se termina la pista.
Seguimos las señales verticales que nos dirigen por sendero hacia los lagos, bordeando el Cantón del Texéu. Toca portear durante algunos metros debido a la cantidad de piedras. Cuando la pendiente se pone cuesta abajo y las rocas lo permiten, montamos y llegamos a las praderas abiertas de la Vega las Mantegas.
Continuamos de frente rodando por hierba para girar hacia la derecha y enlazar con un sendero que asciende. En seguida llegamos a la impresionante Majada de Belbín (1060m), que ubicada el fondo de un valle glaciar ofrece un entorno idílico para que el ganado paste despreocupadamente. Es en este lugar donde se elabora el queso artesanal Gamonéu del Puertu, denominado «el oro blanco de Los Picos«.
Tras atravesar la majada, entramos en pista de gravilla y nos enfrentamos al último esfuerzo antes de alcanzar el Cuetu el Llobu (1144 m). Ya sólo queda rodar hasta el primero de los lagos que veremos hoy: el lago de la Ercina. Seguimos por la pista sin desviarnos y paramos en el Mirador del Príncipe (1090 m) para disfrutar de unas espectaculares vistas sobre la Vega de Comeya. En este lugar existen vestigios de las tolvas y antiguas viviendas de los mineros que trabajaron en la cercana mina de Buferrera.
Seguimos con la ruta pasando junto al Centro de Recepción de Visitantes Pedro Pidal, y aprovechamos para recargar los bidones en una fuente cercana. Agua muy fresca que se agradece enormemente.
Al fin, llegamos al lago Enol. La meteorología perfecta nos permite disfrutar de este espectáculo visual en todo su esplendor. Reponer fuerzas en sus orillas mientras refrescamos los pies no tiene precio (el baño está prohibido).
Reanudamos la marcha siguiendo la carretera clásica que conduce a Covadonga. Ascendemos unos metros y comienza un rápido descenso por asfalto. Hay que tener cuidado con los autobuses y los vehículos anchos que circulan por esta sinuosa carretera.
Paramos a echar un vistazo en el Mirador de la Reina y continuamos con nuestro camino. Poco después, abandonamos la carretera y seguimos un sendero a nuestra derecha. Hay que estar atentos al desvío. El nuevo terreno rocoso se hace complicado a ratos, pero enseguida se llega a una pista muy cómoda.
Llegado a este punto, exceptuando una última subida, comienza un vertiginoso descenso por hormigón y gravilla en el que tendremos que prestar especial atención a la refrigeración de nuestros frenos.
Una vez abajo, volvemos a pisar asfalto rodando entre Intriago y Soto de la Ensertal. Llaneamos relajadamente hasta Mestas de Con, donde cogemos la carretera principal que finalmente nos conduce hasta Benia de Onís.
No hay problema de alojamiento por esta zona, existiendo múltiples opciones: camping, casa rural, hotel…Tampoco se puede ir uno de aquí sin pasar por una sidrería y probar los jugos de la manzana junto a un buen cachopo.